sábado, 2 de mayo de 2009

UN CUENTO DE AMOR EN EL SIGLO XXI

Para que decir tu nombre si puedo contar algo maravilloso: Que tu historia comienza con un fin y el perder lo que siempre amaste. Son de esas historias de amor que no cuentan tus padres, las mujeres que conoces y mucho menos la TV.
Es esa historia que comenzó con la pasión pero terminó con tu matrimonio. Cuando todos esperan la llegada del amor, yo sólo espere a que volvieras del lejano viaje que tus padres te habían prometido cuando te graduaras. Recuerdo nuestro primer día, sabes, no olvido nada de lo que habías dicho .Solo sé que depuse de media hora nos había ganado la pasión por estar juntos, que lástima que fue en la casa de tu abuela la difunta, que tenía pocos días de morir, querías recordarla tanto que me pediste que en vez de pedirme que te digiera amor, nena u otra cursilería tan solo me pediste que digiera: “Antonieta no te mueras ya regresé”. Pensé que sería una pésima idea, pero ¡que cambio! Creo que te enseñaron mucho en el extranjero. Ese negro bien que se aplicó, malo que era de un país rico, si no ya estuviera en tu casa o en este lugar en la cama de tu abuela. Pero regresemos a la cama de tu abuela: Que temor y sin embargo gritando, eso creo que fue lo mejor, ya me imagino a tus vecinos pensando que tu abuela estaba teniendo la mejor relación desde hace mucho tiempo, pero cuando todo terminó y que final que lástima que terminaste antes que yo; Pero sigamos: Te levantaste me sugeriste que me fuera porque llegaría Alberto, tu novio desde hace tiempo. Yo me bañé porque tenía un olor a amor en el siglo XXI, que si me subía apestaría el carro; pero mal que me fue porque el baño tenía ropa de tu abuela y la verdad olía como a muerto. La bañada fue con agua fría, como nadie vive, me tuve que chingar y bañarme de asolapa con el agua fría y el baño apestando a nalgas. No es por ofender pero como huele feo. Saliendo del baño me encuentro que debía salirme por la ventana porque había llegado tu novio. ¡Que madre ¿por qué no me dices nada?! Me tuve que salir por la puta ventana, donde me puse un madrazo y todo por mandarle un puto beso que ni siquiera vió.

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