es la primera ves que no sé que escribir, asi que solo
dire-------------------------------------------------
días sin lunas
MArtes de Ternuna
danrte un beso los jueves
corri cuantro febreros de desamor
tener un buen amigo
es como vivir cuantro mayos mas
Es como recordad que vivimos
Extraterrestes somos en la tierra
contra mi voluntad
repararte con frencuencia el televisor
casi mal o casi bien
somos ñoños sin amigos
siempre soso como sos
espero encuentres tu espuesta !!!
Mi blog es lo que vivi, lo que vivo es algo que emana de mis sueños, de muchas vidas y tú. Gracías por esto
lunes, 15 de junio de 2009
un texto para pensar
un texto que quiza no sea la verdad, solo sé que es muy bueno !! de Bernard Fougéres, sin hacer primsa de su texto, lo comparto con ustedes para que lo lean y vean que tan bueno es el escritor. columintas.
Si estuviera seguro
Si tuviera la seguridad de que existiese otra vida, no me daría pena abandonar esta. No lloraría en los sepelios, celebraría la gloria de quienes tuvieran la suerte de abandonar aquel valle de lágrimas. Si me diesen la seguridad de que el amor de toda mi vida me estuviese esperando en cualquier galaxia para eternizar cuarenta años de pasión terrenal, pediría morir en este momento. Ni siquiera prepararía maletas, me marcharía, corazón ligero, buñuelo de viento, sabiendo que ella es dueña de todo lo que me hace falta. La ausencia es agujero que uno lleva en el corazón, corcho que flota en la superficie: por más que uno trate de hundirlo, siempre vuelve bailando.
Si estuviera seguro de que Dios fuera el vértice de la pirámide, creería en la geometría. No me importaría que escribiera con letras rectas en renglones curvos; reconociendo mi crasa ignorancia, me dejaría llevar como barco sin timonel hacia cualquier horizonte. Si bastase decir sí para obtener la fe, pasaría mi vida dando mi consentimiento a cualquier propuesta. Si supiera, como Juan, que el amor es el único valor susceptible de salvarnos, aceptaría quemarme de una sola en cualquier ho-guera.
Si alguien pudiera explicarme por qué mueren los niños y se van en hombros dentro de sus minúsculos ataúdes, quizás comprendería los misterios que guarda la muerte más allá de mis preguntas o dudas, saldría convencido de que la clave de todo, si es que hay una, no pertenece a este mundo. Por más que lea todos los libros, terminaré golpeándome la cabeza contra la misma pared, moliendo preguntas de kinder: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?”.
Si supiera con certeza que en el corazón de todo asesino existiese una sola semilla de bondad, concentraría mis fuerzas para que germinara cualquier embrión de humanismo en vez de dejar encadenado el homicida a su propia culpa.
Si fuera mago, realizaría el truco del siglo tomando a todos los dioses habidos y por haber para aglutinarlos en uno solo. Existiría la religión única, aquella que permite a los seres de buena voluntad amarse hasta la muerte, de ser posible más allá de ella. No acepté nunca que alguien me dijera: “Hasta que la muerte os separe”. Nadie puede disociar la esencia de quienes juraron amarse para siempre.
Si fuera posible, multiplicaría panes y peces, devolvería piernas o brazos a los mutilados, daría esperanza a quienes piensan en el suicidio, regaría el amor como escopolamina, borraría de las memorias todas las penas, devolvería la autoestima a los inseguros, daría seguridad a los tímidos.
Pero solo soy bernard con minúsculas, un perro lunar extraviado en aquel planeta donde los soñadores tienen fama de ser idiotas. Debería aprender a vivir o amar día tras día sin complicarme la existencia.Recuerdo a Catulo: “Difficile est longum subito deponere amorem”: resulta difícil dejar a un lado un amor de larga duración. Tienen suerte aquellos que empollan con éxito romances de consumo inmediato: fast love, fast food. Soñar con lo eterno es de los cándidos.
Vía el gran Bernard Fougéres -columnista, el universo.com-
Si estuviera seguro
Si tuviera la seguridad de que existiese otra vida, no me daría pena abandonar esta. No lloraría en los sepelios, celebraría la gloria de quienes tuvieran la suerte de abandonar aquel valle de lágrimas. Si me diesen la seguridad de que el amor de toda mi vida me estuviese esperando en cualquier galaxia para eternizar cuarenta años de pasión terrenal, pediría morir en este momento. Ni siquiera prepararía maletas, me marcharía, corazón ligero, buñuelo de viento, sabiendo que ella es dueña de todo lo que me hace falta. La ausencia es agujero que uno lleva en el corazón, corcho que flota en la superficie: por más que uno trate de hundirlo, siempre vuelve bailando.
Si estuviera seguro de que Dios fuera el vértice de la pirámide, creería en la geometría. No me importaría que escribiera con letras rectas en renglones curvos; reconociendo mi crasa ignorancia, me dejaría llevar como barco sin timonel hacia cualquier horizonte. Si bastase decir sí para obtener la fe, pasaría mi vida dando mi consentimiento a cualquier propuesta. Si supiera, como Juan, que el amor es el único valor susceptible de salvarnos, aceptaría quemarme de una sola en cualquier ho-guera.
Si alguien pudiera explicarme por qué mueren los niños y se van en hombros dentro de sus minúsculos ataúdes, quizás comprendería los misterios que guarda la muerte más allá de mis preguntas o dudas, saldría convencido de que la clave de todo, si es que hay una, no pertenece a este mundo. Por más que lea todos los libros, terminaré golpeándome la cabeza contra la misma pared, moliendo preguntas de kinder: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?”.
Si supiera con certeza que en el corazón de todo asesino existiese una sola semilla de bondad, concentraría mis fuerzas para que germinara cualquier embrión de humanismo en vez de dejar encadenado el homicida a su propia culpa.
Si fuera mago, realizaría el truco del siglo tomando a todos los dioses habidos y por haber para aglutinarlos en uno solo. Existiría la religión única, aquella que permite a los seres de buena voluntad amarse hasta la muerte, de ser posible más allá de ella. No acepté nunca que alguien me dijera: “Hasta que la muerte os separe”. Nadie puede disociar la esencia de quienes juraron amarse para siempre.
Si fuera posible, multiplicaría panes y peces, devolvería piernas o brazos a los mutilados, daría esperanza a quienes piensan en el suicidio, regaría el amor como escopolamina, borraría de las memorias todas las penas, devolvería la autoestima a los inseguros, daría seguridad a los tímidos.
Pero solo soy bernard con minúsculas, un perro lunar extraviado en aquel planeta donde los soñadores tienen fama de ser idiotas. Debería aprender a vivir o amar día tras día sin complicarme la existencia.Recuerdo a Catulo: “Difficile est longum subito deponere amorem”: resulta difícil dejar a un lado un amor de larga duración. Tienen suerte aquellos que empollan con éxito romances de consumo inmediato: fast love, fast food. Soñar con lo eterno es de los cándidos.
Vía el gran Bernard Fougéres -columnista, el universo.com-
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