Es predilecto enmarcarte en una nota, quizá de la guitarra que intento o tocar o será más asertivo si te disuelvo en un te quiero. Por lo pronto te dejo un minuto de mi conciencia antes de volver a ser flexible contigo, solidarizarme con el tiempo y se inquisidor de mis nostalgias. Es la lluvia que permite conocer tres nubes con sombra, una estrella que no se alumbra sola y un te quiero que pretende hacerme sentir bien.
Todo melodrama que habla de ti, ahora me hace bien. Cada partida hacia la luna me acerca más a la aceptación de tu libre albedrio, porque el cielo me ha recomendado con tu partida y la soledad me encamina a un presente mas alumbrado . Eres inocente en tu sentir y palpitar, me declaro en estos momentos un alma de buena fe, porque el cambio que permanece en ti busca insaciablemente un momento alteridad con tu ego. Se prodiga con tu felicidad, incandescente con tus letras y prominente con lo que sueñas.
La noche me ha regalado dos inconscientes que me recuerdan que la felicidad es un estado de ánimo, que el éxito es tan solo una forma de vivir y que el amor esta perpetuado en mi fe. Hoy soy Dante; el de los sueños realizados, el de la fe inquebrantable y el justo de sus dichas. Soy ese que cambia en pro de mi destino.
No eres culpable de tus actos, tan solo eres una víctima más del conjunto de creencias. La fe solo te da ganas, depende de ti, que quieras hacer con esas ganas.
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