hubo un día en el perfecto septiembre , las rosas comentaban sus desdichas y las margaritas descifraban lo que sería un caminar sin rumbo. Fue una noche tan romántica como solmene que decir ser parte de un control sin futuro previo.
La langosta caminaba contenta mientras la observaba , la zarigüeya seguía cada paso acechando el momento esperando para poder atacar, mi mano se interpuso detuvo el instante mismo en que hubiera arrancado los ojos de la langosta la zarigüeya. Tome con mi mano a la langosta y la admire poco a poco puse sobre sus dedos o tentáculos un montón de esperanza, la zarigüeya me hablo y dijo con palabras secas, la nenecito para vivir mis hijos mueren sin comer mira a la pequeña langosta sin saber que hacer, poco tiempo después la solté , en ese mismo instante observe a un minúscula y pequeña langosta , solo la miré cuando el miedo aterraba mis entrañas era difícil pensar entre la vida y muerte.
Seguía mirando a las dos animales sin saber que poder hacer, de pronto la langosta corrió escapando de la muerte que atormentaba sus minutos restantes , la solté y su muerte trajo consigo una lagrima.
Corrí sin saber que era lo que me motivaba si era el salva una vida o el haber matado , encontré a unos amigos por extraña razón , poco tiempo después me dispuse a comprar salchichas de camarón cuanto te vi no se si eran la tarde o simplemente la madrugada solo camine para no verte y mis amigos siguieron con el pasar alterado de sueños. Evite verte como se aleja de una madrugada sin amigos.
Salí de mi , hacia lo que fuera que no fueras tu sin mas ganas de saber que es solo corrí con ellos, poco tiempo después nos quitamos la playera en el carro en el que íbamos postergando caricias entre nosotros, al fina solo una cajera de un estacionamiento nos hablo diciendo que si querríamos una cama mas grande yo solo dije creo que soy gay
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